A nuestro pueblo,
A nuestras compañeras y compañeros.
El Día Internacional de la Mujer Trabajadora tiene su origen en agosto de 1910, cuando en Copenhague, la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas (cuando socialismo no era sinónimo de lo que es hoy), declararan este día como una jornada de lucha por los derechos de las mujeres, con especial énfasis en el derecho al voto femenino, acceso a la educación, libertad sexual y acceso a métodos artificiales de anticoncepción, demandas que provienen principalmente de los primeros grupos feministas obreros.
De esta forma, podemos comprender que el Día Internacional de la Mujer Trabajadora no es una fecha de celebración como la institucionalidad burguesa y los políticos han querido instaurar, sino que corresponde a una fecha de conmemoración de las luchas que miles de mujeres en todo el mundo han dado en pos de mejores condiciones laborales y en torno a la reivindicación de los derechos reproductivos (derecho a la anticoncepción, aborto, libertad sexual, entre otros). Es una fecha de conmemoración de la mujer luchadora, no del estereotipo, no de la construcción cultural que el capitalismo ha hecho de la mujer ideal, de la farandulización y denostación del cuerpo femenino.
Sin embargo, es imposible separar este conflicto de la lucha de clases. El género como tal es una construcción cultural impuesta por el capitalismo, que oprime tanto a mujeres como hombres, otorgándole roles sociales acorde a la heteronormatividad (según sexo biológico, se determinaría el género), por ejemplo, de que a los varones les corresponde ser machos fuertes, los líderes de la manada, proveedores del hogar y otros, mientras que a las mujeres les correspondería otro tipo de roles, asociados con el cuidado del hogar y la maternidad.
Es así como ambas luchas se entrelazan, ya que como revolucionarios debemos buscar la abolición de todas las formas de opresión, de todas las relaciones de poder asimétricas y coactivas, así como debemos construir cotidianamente en base al respeto de todos nuestros compañeras y compañeros, promoviendo valores como la cooperación, el compañerismo, el apoyo mutuo, etc, y no rasgos y valores autoritarios, por ejemplo la dominación, la explotación, la agresividad, la competición, la desensibilización etc, así como la democracia directa y la horizontalidad.
La igualdad no es que hayan más empresarias, mujeres en lugares de jefatura, diputadas o presidentas, ya que es sólo poner una cara femenina en lugar de una masculina continuando con un sistema opresivo y explotador en sí mismo, es imposible que sea de otra forma dentro del sistema capitalista, que necesita de explotados y pobres para sustentarse. Consideramos que la igualdad en torno al acceso a la educación, sueldos, derecho a la anticoncepción, entre muchas más, son demandas legítimas, pe ro que bajo ningún caso resuelven el problema de raíz, son sólo primeros pasos.
Finalmente, como Fuerza de Estudiantes Revolucionarios, saludamos a nuestras compañeras y compañeros bajo la premisa de que hoy es un día de lucha, no una celebración, y de que el feminismo tiene que ser de clase, de lo contrario, es sólo una herramienta funcional destinada a “humanizar” el capitalismo, y no a destruirlo, a fin de llevar a cabo transformaciones sociales radicales y reales.
Fuerza de Estudiantes Revolucionarios
F e R
